Julia, estudiante segoviana de Terapia Ocupacional en Salamanca, contaba al bajar del tren que hasta ahora tenía que viajar a horas intempestivas -en el primer Alvia de las 6.25 horas de la mañana- para poder regresar a casa de sus padres en Segovia. “Este domingo vi que había una frecuencia nueva y enseguida la cogí. De momento tiene precios más baratos que la de primera hora”, reconocía. “El Alvia tenía horarios muy malos”, añadía Borja, otro viajero frecuente del tren que ahora ya no tiene que esperar en Madrid hasta casi las nueve de la noche para regresar a Salamanca.
“Estábamos incomunicados, prácticamente eran tercermundistas las conexiones de Salamanca”, denunciaba Chon, otra viajera. Los usuarios consultados coincidían en que “ya era hora” de que Renfe recuperase la tercera frecuencia de las cuatro existentes tras dos años suprimida, pero que “no es suficiente”. “Los horarios se quedan cortos”, apuntaban.
Sobre la excusa que pone el Gobierno de que no hay demanda para recuperar más frecuencias, los viajeros calificaban la respuesta de “injusta e irreal”. “Cómo va a haber demanda con precios de 90 euros ida y vuelta para 200 kilómetros y pocas frecuencias, ¿Quién va utilizar eso?”, se preguntaban. Otra de las quejas tiene que ver con las eternas colas de entre 500 y 800 personas para pasar el control de equipajes en la estación de Chamartín, en Madrid. A esto, el Gobierno, en respuesta parlamentaria, justifica que las esperas son solo de 5 minutos y que se debe a que “los tiempos de aviso a los viajeros se ven en ocasiones ajustados”.